El ciclo sueño-vigilia representa la variación diaria más prominente y remarcable de la fisiología y el comportamiento humanos. Los seres humanos somos típicamente diurnos y poseemos una baja capacidad visual en condiciones de baja iluminación, y en consecuencia consolidamos mayoritariamente nuestro sueño en un único episodio nocturno.
Una excepción al rígido patrón diurno de los seres humanos en condiciones de luz natural son las noches iluminadas por la luna. En la noche, su luz es tan brillante para el ojo humano que es improbable que, en ausencia de otras fuentes de luz, la luna no pueda tener un efecto sobre la dinámica del sueño y la vigilia. Sin embargo, esta potencial modulación del comportamiento ha sido objeto de controversia hasta hace poco tiempo, incluso cuando algunos grupos reportaron efectos sobre el sueño en condiciones controladas de laboratorio.
Sin embargo, en un trabajo publicado en 2021, mostramos que la temporización del sueño nocturno sufre cambios a lo largo del ciclo lunar en tres comunidades Toba/Qom en la provincia de Formosa y que, sorprendentemente, esta modulación se replica con idénticas características en una ciudad híper industrializada (Seattle, EEUU).
Este proyecto apunta a determinar los mecanismos subyacentes de este fenómeno.
El patrón de sueño es el resultado principalmente de la combinación de dos procesos fisiológicos: por un lado, el sistema circadiano que determina los momentos del día óptimos para el descanso y la actividad, y por el otro, la acumulación de la “presión homeostática” para el sueño.
El objetivo general de este proyecto es evaluar cuál(es) de estos dos mecanismos fundamentales del sueño se ven afectados a lo largo del ciclo lunar, enfocándonos primero en la posibilidad de que los cambios estén mediados por una modulación del reloj circadiano.