Universidad de San Andrés: sede para las nuevas carreras tecnológicas
Una cubierta-rampa con vegetación actúa como un segundo acceso al nuevo edificio del campus.

El nuevo Edificio de la Innovación de la Universidad de San Andrés pretende marcar un hito en la forma en que se aprende y se investiga en Argentina. Al objetivo de alojar nuevas carreras tecnológicas que se dictan en la Universidad -entre las que se destaca Ciencias del Comportamiento- se suma la necesidad de generar infraestructura social que alimentará la actividad de todo el campus.
El estudio Ramos tuvo a cargo el desarrollo del nuevo edificio y del planteo de un masterplan para el campus que la Universidad posee en Victoria, Tigre, sobre un predio de 70.000 m2 cercano al Delta.
Cuenta el arquitecto Ignacio Ramos que el encargo llegó a partir de una entrevista a la que accedieron después de una preselección de estudios.
“Nos contaron que necesitaban una nueva escuela y tuvimos que responder cómo haríamos el trabajo. Si bien habíamos hecho pocos proyectos de educación, lo que quizás los entusiasmó fue que no nos lanzamos a proyectar directamente. Vimos que había una necesidad de clarificar lo que necesitaban y adonde querían ir”, resume.
La institución posee un perfil austero, enfocado a la excelencia académica y siempre estuvo claro que la gran inversión se destina a los académicos. En ese contexto, el equipo de proyecto inició un trabajo de campo que abarcó entrevistas con todos los involucrados, desde el rector pasando por exalumnos, alumnos y staff.
“Fueron casi dos meses de entrevistas sin tocar el lápiz - recuerda Ramos- que nos permitieron detectar qué cosas tenía y qué le faltaba a la Universidad. Las respuestas coinciden en un sentido de pertenencia muy fuente, gente muy orgullosa de ser parte. Este sentido de unidad muy interesante se daba sin el apoyo de infraestructura”.
Una de las necesidades insatisfechas eran “los espacios para estudiar fuera del aula, para hacer sociales conocer gente de otra carrera, lo interesante de la multidisciplina”, apunta.
Y asegura: “Nuestro gran aporte fue proponer que los próximos edificios debían apuntalar los espacios comunes, lo que sucede fuera del aula. La interdisciplina y el trabajo en equipo sucede fuera del aula. La gente que innova necesita este tipo de espacios”.
Definido el programa -con aulas que usarían estudiantes de todas las carreras, un laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica, un laboratorio de Neurociencias, un laboratorio de informática, un taller de prototipado, un estudio de grabación y un centro de emprendedores- la propuesta se enfocó en resolverlo con el plus de ser un soporte para la interacción de todos los integrantes de la Universidad.
A su vez, Ramos asegura que “el edificio debía ser parte de ese entorno y contagiarse, es un lugar muy suburbano rodeado de vegetación alucinante, bastante autóctona”. Con 4500 m2, el edificio tiene una escala acogedora: “Nuestras obras siempre se ponen en referencia a la escala humana, no buscamos generar grandes hitos arquitectónicos”, admite.
“La marcada presencia del entorno natural fue una premisa clave para el diseño arquitectónico, lo que se traduce en la incorporación de terrazas verdes y un espejo de agua en el acceso principal, elementos que refuerzan el vínculo con el paisaje circundante”, explica la memoria del proyecto.
Una cubierta-rampa con vegetación se acerca a la circulación peatonal principal del campus y actúa como un segundo acceso al edificio. “Esta estrategia propone una relación fluida y lúdica con el entorno, invitando a los estudiantes a ingresar de manera orgánica a través de una topografía construida”, explican los proyectistas.
“Pensamos que ese paseo de acceso pudiera ser también de permanencia, para estudiar o pasar el rato rodeado de plantas. Los estudiantes son jóvenes, llegar a tu clase debiera ser algo lúdico o una experiencia que cambia la perspectiva del campus y hasta se ve directamente el río”, suma Ramos.
Dado que se trata de una institución educativa, el proyecto debía atender a dos dimensiones programáticas complementarias.
Por un lado, el ámbito estrictamente académico, con requerimientos técnicos y espaciales precisos para aulas, laboratorios y talleres; por otro, los espacios sociales e informales, concebidos para fomentar el encuentro, la interacción y el trabajo colaborativo entre estudiantes de distintas disciplinas, docentes e investigadores.
“Esta articulación entre lo formal y lo informal busca enriquecer y ampliar la experiencia de aprendizaje”, enfatizan.
La flexibilidad fue otro de los principios rectores del proyecto. El atrio ubicado en planta baja funciona cotidianamente como un espacio común multipropósito, pero puede transformarse en un auditorio con capacidad para más de 700 personas, apto para conferencias, presentaciones y eventos institucionales de diversa índole.
Planta baja
Cotidianamente, en la planta baja se ofrece una propuesta gastronómica para sacarle presión a otra cafetería que se encuentra dentro del campus. En ese nivel también se ubicaron los laboratorios, con grandes ventanas para ver la actividad que realizan los estudiantes sobre el prototipo de auto autónomo y el desarrollo de drones. Esos talleres son más amplios que las aulas para permitir el movimiento.
Piso 1
El terreno linda con la calle Vito Dumas, que atraviesa el campus con una diagonal muy pronunciada. Ramos explica que decidieron que el proyecto la tomara y de ahí resultaron los grandes voladizos de las losas. “El edificio es como que te viene a buscar con losas en un escalonado amable para la experiencia de llegar”, considera. Además, conforman aleros de 2,40m para protección solar.
Piso 2
En cuanto a la materialidad, se optó por el uso predominante de hormigón visto y madera, seleccionados por su durabilidad, bajo mantenimiento y cualidades estéticas, que dialogan con la identidad contemporánea y sustentable del edificio.
En el exterior, los muros de ladrillo visto dialogan con la materialidad de los otros edificios del campus. Pero también resulta una elección adecuada para obtener una fachada muy ciega y con gran capacidad aislante.
Cortes
“El encanto más grande que tiene el edificio es que en todos los niveles hay vegetación autóctona. Lo que había y lo que es nuevo se confunde, las plantas han crecido muchísimo y realmente el edificio pertenece al lugar. Ese es nuestro desafío”, concluye Ramos sobre el edificio que fue inaugurado oficialmente en marzo.
Ficha técnica
Proyecto. Estudio Ramos (Juan Ignacio Ramos e Ignacio Ramos) Equipo. Carolina Cibils Madero, Luis D’Adamo, Martin Gonzalez Selmi, Jerónimo Pollak, Sasha Schnaidler, Sonia Schottlaender Dirección de obra y management. PR + P
Asesores. Estudio de suelos, Sergio Saucedo; Estructura, Ing. Alberto Fainstein; Inst. Sanitaria, LyP SA Gustavo Piazza; Inst. Termomecánica, Echevarria - Romano; Inst. Eléctrica, Energy Sapiens; Paisajismo, Bulla Sustentabilidad, Green Group; Iluminación, Arturo Peruzzotti Año. 2024 Superficie. Cubierta 4264 m2.